La Conferencia del Episcopado Dominicano conformada por todos los obispos de la iglesia católica del país, ha emitido a toda la nación su acostumbrada Carta Pastoral anual con motivo de la celebración del mes de la patria, ocasión que celebramos la independencia de la Republica Dominicana.
Este importante documento público, cuya trascendencia sin dudas, está marcada por la autoridad moral de los prelados que la suscriben, viene a revelar nueva vez una serie de irregularidades que se han ido agudizando en nuestro país al pasar de los años.
La Carta Pastoral, describe las inequidades humanas que vive nuestra sociedad de hoy, afirmando que se ha incrementado la violencia de manera general desencadenando en todo el país una ola de robos, atracos, cicariatos, narcotráfico, corrupción, desigualdad social y en fin una serie de males que golpea con dureza a los más vulnerables sin que las autoridades enfrenten con energía el origen de los mismos.
En innegable que nuestro país se ha visto golpeado cada día por una serie de nuevos hechos violentos que mantienen a la población perpleja.
Sin embargo, la degradación social y la falta de valoración por la vida humana es tan recurrente que esta misma semana, sin aún haber sido esclarecido el asesinato de un militar miembro de la avanzada presidencial enfrentado a tiros por policías en el Distrito Nacional y la muerte por negligencia de un prisionero bajo el cuidado de las autoridades de forma extraña aun pendiente de investigar; hoy también nos despierta la noticia de la aparición por separado de dos cadáveres pertenecientes a los abogados Fausto Morel Matos y René Antonio Vegaso quienes laboraban en una misma oficina en el sector Los Peralejos de esta ciudad.
No hay dudas, que la oposición política tratara inútilmente de utilizar estas justas críticas de la Iglesia Católica, para endilgarle al gobierno el agravamiento de las mismas, sin embargo, todos sabemos que tan culpables son las autoridades actuales de la degradación social nuestra, como los son también las autoridades del pasado, quienes no realizaron los esfuerzos necesarios para atenuarlas.
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